lunes, 3 de mayo de 2010

EL PRIMER AÑO DE BÁSICA: ¿EDUCACIÓN PREESCOLAR?

POR

Elena Jerves Hermida

Los primeros años de vida son esenciales para la formación de la personalidad, en este desarrollo intervienen no solo la salud y nutrición de los niños y niñas, sino que el tipo de intervención social y las oportunidades que encuentran en su entorno van a convertirse en determinantes proximales para alcanzar un desarrollo adecuado, potencializador. Partiendo de esta premisa ya conocida y reconocida por los profesionales de la educación, podremos entonces ubicar en el lugar que le corresponde al Primer Año de Básica.


A pesar de haberse incluido dentro de los diez años de la Educación General Básica, el Primer Año sigue siendo considerado como un nivel “Preescolar”, concepción ésta que muchas veces lleva a confusión y a limitación en la valoración de este nivel, quiero decir: se considera al Primer Año de Básica como un período de preparación para el ingreso a la escuela, de socialización y adaptación a su régimen, así como de “ejercitación” de las destrezas y habilidades necesarias para iniciar con el (sí reconocido como importante) aprendizaje de la lectura y la escritura.


Esta errada concepción en muchos casos lleva a desconocer que el primer nivel, en el proceso educativo formal, tiene sus propios objetivos, sus propias metas, y por tanto destrezas, habilidades, conocimientos y valores propios que desarrollar y no constituye simplemente la preparación para un posterior aprendizaje. De ninguna manera podemos pensar que al Primer Año los niños van solo a jugar; a través de las actividades lúdicas y la mediación oportuna, intencionada y pertinente, el niño y la niña irán desarrollando y adquiriendo habilidades y destrezas que le permitan, entre otras cosas, reconocerse a sí mismo como un ser independiente, autónomo, capaz de interactuar con los demás y con el entorno, respetando y haciendo respetar sus derechos y deberes.

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